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-- Seducción --  

fang070 53M
359 posts
12/16/2019 3:58 am
-- Seducción --


-- Seducción --

Impaciente, estaba revisando en mi teléfono si tenía algún mensaje tuyo y no te he visto llegar, y de pronto al levantar la cara te he visto. La melena suelta cayendo sobre tus hombros, tu mirada, a la vez dulce e intensa, que inmediatamente has dejado caer sobre mí, y tu cara iluminada por una pícara sonrisa. Sólo podías ser tú.
Todavía no nos habíamos conocido en persona y habíamos preferido mantener la sorpresa final de descubrirnos las caras, a pesar de haber intercambiado casi medio centenar de fotos además de las que tu publicabas regularmente en tu blog, pero indudablemente aquella mujer que veía llegar sólo podías ser tu. Como te diré más tarde, con una apariencia más joven que tu ya confesada edad, el conjunto que has elegido para esta misteriosa cita no hace sino resaltar aún más tu figura, sensualidad y belleza natural. De color azul rey, elegante, no sencillo sino sobrio con un toque justo de sofisticación. La falda muy ceñida a la cintura, sin oprimir, se ajusta a tus caderas delineando tu silueta por encima de la rodilla.

Los zapatos de tacón alto, sin adornos pero sublimes en la sencillez de su forma, que aun sujetándolo con firmeza parecen dejar el pie casi al desnudo, y alargan y embellecen tus piernas que cubres con unas ligeras medias red. Cuando tomes asiento y cruces las piernas, una sugerente abertura en el lateral de tu falda me descubrirá que sujetas las medias a mitad de muslo con un liguero. El día soleado ha hecho subir la temperatura y traes la chaqueta recargada en tu brazo, destacando tu blusa entallada. Una blusa sin mangas, blanca inmaculada, de cuello en uve con el último botón suelto para contener el arranque del largo valle del escote que forman tus pechos, que seguro ha cautivado miradas desde que salieras de tu casa. Sólo verte aparecer ha provocado que mi pulso se acelere y casi puedo sentir el torrente acelerado de sangre recorriendo mi cuerpo, mis mejillas enrojeciéndose e incluso que un testigo incomodo haya comenzando a brotar bajo mi pantalón.

Yo, como me comprometí para que no hubiera dudas, he venido con un traje claro, corbata de lazo, y mi sombrero panamá de color tostado y cinta café que ahora descansa sobre la mesa. Algo habitual en mí. Seguro que también atrayendo alguna mirada aunque en mi caso probablemente por lo poco usual o extravagante del atuendo con toques decimonónicos.

Para superar mi timidez, mi estado de excitación y no parecer embobado, arranco una conversación en modo automático, con coherencia aunque algo insustancial y sin almacenar resultados, y probablemente hablo demasiado sin ser consciente de ello, porque mis sentidos están atrapados por tu presencia, y tratando de captar toda tu esencia que me tiene atrapado.

Y tu, que has venido a seducirme, si me preguntaras en este instante te confesaría que ya lo has logrado, pero me guardas un par de sorpresas antes de que nos retiremos. En un momento, te disculpas y te ausentas un momento, "al tocador" me dices con discreción y elegancia, "pero no te escapes" terminas, alargando una mano y acariciando mi barba. Sigo con la mirada tu cuerpo contonearse mientras te alejas, y me quedo mirando el mismo punto por el que desapareces esperando verte reaparecer y regresar con el mismo cimbrear de caderas.

Al regresar caminas con más lentitud, voluptuosa, recreándote en tu movimiento, y descubro que deliberadamente has dejado abiertos más botones de lo exigido por la castidad para destacar el largo valle del escote que forman tus pechos, y te sonríes y me sonríes, al ver mis ojos perderse en la profundidad de ese valle, en la rotundidad de tus pechos apretados entre sí. Cuando llegas a la mesa no te sientas en tu silla, sino que sigues hasta mi y te agachas para susurrarme algo al oído, regalando a mis ojos el movimiento pendulante de tus pechos gravitando al inclinarte hacia mi. "Abre la mano", me susurras. Nada más abrirla, con tus manos deja algo en la mía, y la cierras con rapidez. "Es un regalo. Solo para tí" , me dices. Y ahora sí vuelves a tu silla y te quedas mirándome, mordiendo una uña entre tus dientes a la espera de mi reacción. Todavía en mi regazo, entreabro la mano y descubro un pedazo de tela con encaje. La cierro, y la llevo hasta mi nariz, donde la vuelvo a entreabrir e inspiro profundamente. Tu aroma más íntimo, tu aroma más tuyo, me inunda por dentro y una ola de deseo rompe contra mi mente como un tsunami.

"Alguno de mis sentidos está celosos", te digo. Sonríes ligeramente, y sin quitar el dedo de tu boca, contestas con una pregunta: "¿Celosos de quién, de qué?". Mi oído se han encandilado con el susurro de tu voz, mis ojos están fascinados con tanta sensualidad, mi olfato se acaba de quedar prendado de tí" contesté, "Me vas a tener que dejar probar el manjar que se oculta tras este aroma, y mis manos ya sueñan con el roce de tu piel" Soltando tu dedo, lo dejas resbalar por tu pecho hasta engancharse con el borde de la blusa, y estiras la tela descubriendo aun más uno de tus pechos, bajando la mirada contestas: "¿Esta piel? ¿Y cómo la rozarías?". "Esa, y la que todavía esconde, con los labios, suavemente, con mi lengua, con las yemas de mis dedos, y con toda la mano.." En ese momento tu mano se abre, y agarra y aprieta el pecho por encima de la blusa: "así, ¿quizás?" me susurras. "era rozando la piel" te recuerdo, "sería por debajo de la blusa". Cruzando por encima del escote deslizas la mano acariciándote hasta agarrar el otro pecho por debajo de la blusa. "¿Ahora mejor?" susurras de nuevo. "se va pareciendo", te respondo, "pero quizás quieras que te muestre como exactamente, y si te gusta podemos seguir luego con el sentido del gusto". Con la conversación subiendo de tono tus mejillas se enrojecían, y yo sentía la sangre acelerarse en mi cuerpo. "¿Ahorita mismo?" dijiste con tono pícaro. "Cuando me des tu permiso" replique con rapidez y ansiedad por tu permiso, pero sin perder cortesía y respeto. A lo que respondiste con un gesto al mesero para que trajera la cuenta. En menos de dos minutos había saldado la cuenta y caminábamos rumbo a tu coche. Llevaba mi mano izquierda en el bolsillo apretando tu regalo en mi mano, y tu ibas cogida de mi brazo derecho que te había ofrecido gentilmente como un caballero antiguo, apretando tu cuerpo contra el mío.

Subimos a tu coche, donde al sentarte tu falda se remanga ligeramente mostrando tus muslos hasta el encaje de las medias, y la raja de tu falda descubre la pierna hasta el liguero. Pura lujuria y seducción para mis ojos al entrar en el coche que no pierden detalle y recorren la visión de tus piernas desde los tobillos hasta la frontera marcada por tu falda, y tus movimientos al acomodarte en el asiento. Se sumergen en el valle de tu escote, más voluptuoso si cabe desde el ángulo elevado, y después buscan tu mirada.
- ¿Te vas a quedar mirando toda la tarde? - me dices cruzando con mi mirada la tuya - se me ocurren mejores planes que ser la víctima de un voyeur.
- Discúlpame, no he podido evitarlo, no siempre se tiene la oportunidad de una vista tan hermosa y sensual - contesto atropellando mis propias palabras. Y sin más palabras me introduzco en el coche y me acomodo en el asiento del copiloto de medio lado para seguir mirándote.
- Si solo te quieres quedar con el comienzo, está bien - replicas con picardía, mientras tomas mi mano y la llevas a tu pecho - pero creí que habías dicho algo de seguir por aquí.
Mi mano se agarra a tu pecho y se desliza por debajo de tu vestido y sujetador hasta abarcarlo por completo. El dedo pulgar encajado en el valle de tu escote, entre los dos pechos, y el resto de la mano conformando tu pecho izquierdo, como si pudiera darle una imposible forma más perfecta, sintiendo como se adapta a la presión de mi mano, su peso, su volumen, y el cambio de textura del pezoncito y la<b> areola </font></b>que siento ya excitados. Cierras los ojos y entre tus labios escapa una mezcla de suspiro y gemido mientras dejas que mi mano juguetee bajo tu ropa, y consientes que abuse de tu pecho y por primera vez sienta el calor de tu cuerpo en mi mano. Acerco mis labios a tu cuello y cuando sientes el beso en tu piel, te estremeces ligeramente.
- Se siente delicioso, pero me vas a tener que soltar para que pueda manejar sin que nos detenga una patrulla - dices abriendo los ojos y deteniendo por un momento la magia del instante
- Pondré cara de poker para disimular mi excitación - contesto mientras recobro la compostura y cubro con mis manos un creciente bulto en la entrepierna de mi pantalón.
Durante el trayecto no nos decimos nada y solo se escucha la música de tu radio, aunque no dejamos de cruzar las miradas y has dejado que mi mano viaje sobre tu pierna abrazada como un náufrago a la única tabla que será su salvación. Después de estacionar el vehículo en tu casa, a salvo de miradas indiscretas, y tras detener el motor te has girado hacia mí y deslizando un dedo por tu escote me dices: "¿vas a querer más?". Pero antes de que conteste, apagas mis labios con ese mismo dedo y bajas del coche, caminando sin esperarme hacía la puerta. Y antes de bajar, deleito la mirada con el seductor cimbrear de tu cuerpo al compás de sonido de tus tacones.

Te sigo con la mirada hasta que desapareces tras el umbral de la puerta que dejas abierta para mi, y al desvanecerte tras la sombra de la puerta bajo del coche y salgo en tu busca, sin todavía comprender como no he salido junto a ti. Apenas cruzo la puerta mis pies se enredan con algo, y al agacharme y recoger descubro que es tu falda, lo que impulsa aún más mi deseo por encontrarte de nuevo.

"Cierra cuando entres, y pasa", escucho que dices desde algún lugar al fondo del pasillo. Cierro la puerta, y con la falda en la mano camino por el pasillo hasta una puerta abierta guiado por el ligero taconeo mientras te mueves por la habitación. Cuando entro te veo de espaldas quitándote la blusa blanca, que se desliza por tu espalda hasta caer al suelo destacando la palidez de tus nalgas en contraste con el liguero y las medias que las enmarcan. Me acerco hasta ti, poso mis manos en tus caderas y dibujo la redondez de tus nalgas con mis manos y me arrodillo para depositar mis labios en tu cadera, bordeando la línea del liguero, y bajo por el meridiano que bordeando tus nalgas llega hasta el broche que sujeta las medias, sintiendo el calor de tu piel en mis labios, mientras mis manos recorren tus piernas, hasta los tobillos, y las tornean como el alfarero hace con el barro virgen.

Te giras entonces sobre ti misma hasta dejar tu pubis frente a mi cara, y acaricias mi cabeza con tus manos invitándome suavemente a pegarme a ti. La fragancia que sentí cuando me regalaste tus braguitas, tu fragancia más intima, ahora más intensa y profunda me envuelve de nuevo, y mientras hundo mi rostro entre tus piernas cautivado por la fragancia y el sabor de tu dulce néctar, mis manos suben y regresan hasta tus caderas, y se aferran a tus nalgas, las aprietan con pasión. Sientes mi boca, mi lengua, deslizándose entre tus labios, saboreándote, empapando mi barba de tus jugos más sagrados y tu cuerpo palpita al contacto de mi boca, y un escalofrío recorre tu espalda hasta clavarse en tu mente.

Con un leve gesto me invitas a incorporarme, y mientras con una mano buscas desabrochar mi camisa, la otra en mi entrepierna calibra el grado de excitación extrema que has provocado en mi. Tras desprenderme de la camisa, mis manos se deslizan sobre tus hombros y apartan los tirantes, y de ahí a tus pechos dejándolos libres.

Mis manos los acarician, se encaprichan de su volumen y su forma que se adapta a mis manos. Los amaso con pasión y excitación, y siento tus pezones erizándose entre mis dedos, al contacto de mis labios, de mi boca, mientras la fragancia de tu piel me inunda. Entonces tus dos manos en mi cintura nos equilibran a los dos, desabrochan el cinturón, abren el cierre, buscan y liberan mi gran erección, que tomas entre tus manos y acaricias mi sexo excitado por ti. Después empujan pantalón y boxer hacia los pies hasta dejarme desnudo.

Empujo tus caderas para hacerte girar hasta darte la vuelta, y te veo reflejada en el cristal de una ventana. Me deleito contemplando por un momento tu silueta, tus nalgas enmarcadas por el liguero y las medias, y me acerco más a ti. Mis labios sobre tu cuello, y mis manos desde tu cintura bordean la frontera entre tu piel y el liguero hasta alcanzar tu vientre y lo acarician en caprichosos círculos hasta topar con tus pechos que estaban deseando ser el centro de atención de mis manos otra vez. Y mientras mis manos se embriagan con tus pechos, me pego a ti, sientes mi pecho pegado a tu espalda y mi erección entre tus nalgas. Entreabres las piernas y a tientas tus manos empujan mi polla hasta perderse entre tus piernas y acariciar los labios de tu coñito excitado, entonces comienzas a menear levemente tus caderas y en el vaivén tus labios húmedos se entreabren cuando siente la erección deslizándose y abriéndose paso entre ellos.
Te acompaño en el movimiento, y mis manos se agarran a tus caderas, a tus piernas para acompasarnos y hacerlo más intenso.
- Quiero sentirla toda - me dices, mientras te escapas hacia la cama - dentro de mi - y de rodillas hundes tu cara sobre la almohada arqueado el cuerpo, y me ofreces una increíble visión de tu culo en pompa y tu coño abierto. Sin decir nada te sigo, me acerco a ti por detrás, mis manos acarician tus piernas subiendo desde los tobillos, recorriendo los muslos, hasta cambiar el tacto de las medias por tu piel. Un leve gemido, como un suspiro, escapa de tu boca cuando sientes tus labios abriéndose con mi polla penetrándote muy despacio. Y yo siento el calor de tu cuerpo recibiéndome, la humedad de tus jugos mientras me deslizo dentro de ti. Mis manos buscan tus caderas, tus nalgas, y soy yo ahora el que inicia un movimiento de vaivén, y sientes como entro y salgo dentro de ti.
Tus pechos a merced de la gravedad pendulean sintiendo el roce contra las sabanas de los pezones enardecidos. En cada embestida, te sientes llenar, te sientes acariciada en tu interior, y como un relámpago se inflama tu clítoris y una ola recorre tu espalda hasta golpear en tu cabeza. Tu respiración se acelera, tu piel se eriza, un jadeo, un gemido constante llega hasta mis oídos, y tu cuerpo que se retuerce y pega tus nalgas contra mi transpira pasión por sus poros, hasta que una electrizante pulsión entrecorta tu voz, y hace temblar tu cuerpo, te inyecta una onda de placer que viene y va a lo largo de tu cuerpo. Un placer contagioso que obliga a mis manos a retorcerse en tu cuerpo cuando un rayo similar recorre mi cuerpo, lo hace golpearse contra tus nalgas con más energía, y sentir indescriptibles sensaciones hasta vaciarse dentro de ti.

Extasiados nos dejamos caer sobre el lecho, los cuerpos sudorosos, jadeantes todavía, la piel erizada, los mezcla de fluidos que se abre paso y se derrama y escurre por tu pierna. Tu pecho agitado que entrecorta tu respiración y todavía deja escapar un suspiro, un gemido, aquí y allá. Tu mano busca tu pecho para sentir el intenso latido de tu acelerado corazón, pero antes se topa con tus pechos, los acaricias, los sientes apretados, sensibles, coronados por tus pezones que se muestran prietos y apretados sobre sí mismos.

Me das la espalda, y ligeramente separado de ti contemplo fascinado la redondez de tus nalgas, tus caderas, tus piernas todavía embutidas en las medias. Mis manos dibujan tu silueta y aprovechan para soltar el broche del liguero y empujar las medias hasta dejar tus pies desnudos, acariciando, sintiendo cada centímetro de tu piel erizada. En el viaje de regreso una mano se pierde entre tus piernas, busca el manantial que humedece tus muslos e impregnada de tu esencia la lleva hasta mis labios. Y con ese intenso sabor, mi cuerpo busca el tuyo, se acomoda contra ti, se curva y se enrosca a tu alrededor, mi boca sobre tu cuello, tus hombros, y mis brazos me abrochan a ti, una mano sobre tus pechos y la otra sobre tu pubis sellando el momento. Poco a poco, nuestras respiraciones se acompasan y al unísono van recuperando un ritmo más pausado casi invisible.

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Ultima publicacion: (16/FEB ) Ser agua
Puedes contactarme en MI BUZON o q:1642318, o fuera donde dice mi buzon


fang070 53M
1309 posts
12/16/2019 3:59 am

Dedicado a HW

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VirginiaCap 53F

12/16/2019 6:46 pm

He pasado por aquí y como siempre, nada vulgar

El tamaño no importa, hasta que por la puerta no pasa el sofá.
VirginiaCap Buzn Virginiano


fang070 53M
1309 posts
12/17/2019 12:53 am

Un honor y un placer tenerte como lectora, y siempre tan atenta con tus comentarios.

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